Yo tenía que decir algo,
murmurar por lo bajo
tratarla mal
convertirla en culpable.
Yo debía comportarme
como se espera en estos casos,
amasando los celos con las manos
y callando.
Sólo era necesario
mirar un poco de soslayo
hacer un gesto extraño
para engendrar la duda.
Sólo la besé.
Aún hoy seguimos amándonos.
1 comentario:
Me alegro de la vuelta tan azul.
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