Aunque no hacía falta decirlo puesto que es evidente, este blog está cerrado desde el 15M. Desde esa fecha no he sentido la necesidad de volver a escribir un artículo. En parte, porque la génesis del movimiento provocó en mí algunas preguntas que ya se pueden ver en el artículo, lo que desembocó en otra reflexión más profunda acerca del valor y la necesidad de que alguien escriba un blog. En este mundo tan saturado de información y reflexiones ¿qué sentido tiene que yo exprese mis opiniones en un blog? Teniendo en cuenta las ganas que tengo de convertirme en líder de opinión es evidente que la respuesta es ninguno. Tan sólo el ego podría llevarme a creer que lo que escribo puede tener una validez más allá de la autorreflexión (que practico diariamente sin necesidad de soportes electrónicos). Por otra parte, creo que las bitácoras y los blogs han quedado desfasados, a no ser que se enfoquen sobre un tema muy concreto y aporten información que puede quedar dispersa de otro modo. Como el sentido de este blog no es hablar sobre nada en especial, sino dar salida a mi expresión filosófico/literaria, vuelvo a mi cuaderno de tapas rojas y a la pluma y dejo para otros más soberbios o más listos la tarea de conducir el corpus social por las vías de la verdad, siempre relativa.
Un último consejo, si alguien llega aquí por casualidad: recuerda que la vida real es más interesante que pasarse horas delante de una pantalla, aunque sea tan bonita y versátil como la de un iPad. Cualquier caricia, cualquier palabra susurrada al oído, cualquier mirada que te ofrezcan valdrá más que cualquier entrada en un blog así que deja ya de leer y besa a esa persona que tienes a tu lado. Nunca te lo agradecerás lo suficiente.
Buena vida a quienes siguen brujuleando por los mundos de internet.
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