Un equipo de psicólogos de la Universidad de Northumbia (al noreste de Inglaterra) junto a colaboradores del grupo de Psicología Evolucionista de la Universidad Georg-August de Gotinga (norte de Alemania) ha investigado qué modo de bailar hace que las mujeres se fijen en los hombres, definiendo dos grupos de buenos y malos bailarines. Como soy un danzarín de esos que avergüenzan a los amigos cuando van conmigo a las discotecas porque cuando bailo no me limito a imitar a un mono caminando, sino que parezco un cruce de Michael Jackson y Giorgo Aresu, leo el resumen de prensa del estudio para saber si soy un buen bailarín o si, por le contrario soy de los malos. Lo siento, chicos, pero está científicamente demostrado que si no ligo es porque no quiero. Soy de los buenos. A partir de ahora voy a vengarme por cada una de vuestras miradas de condescendencia. Vosotros podéis ir tomando lecciones para empezar.
Y para el curso superior de baile, el maestro de la noche cuando yo tenía 12 años (ahora está un poco más fondoncillo pero es mejor actor) . Creo que esta secuencia la llevo marcada a fuego en mi inconsciente bailongo...
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