Y no me estoy refiriendo a Manel Fuentes, sino al personaje que aparece al final de este reportaje.
13 de diciembre de 2007
Este hombre da miedo
11 de noviembre de 2007
Muere mi amigo Eloy

La última vez que me lo encontré fue en septiembre. Me dijo que estaba enfermo, pero a la vez me gustó la forma en que se tomaba el asunto del cáncer: "esto es como una cosa más de las muchas que me he encontrado en mi vida". Eloy, que había pasado por todo -que es lo que se dice por antonomasia de los que han pasado por mucho-, y que había entrado y salido de muchas zonas oscuras y luminosas de lo que algunos llaman vivir la vida o experimentar, miraba al proceso de su enfermedad como algo que le aportaría un nuevo conocimiento, un nuevo punto de vista para seguir dialogando con el mundo.
En mi memoria guardo varias imágenes de él: la primera vez que lo recuerdo, en mitad de los ochenta, entrando travestido en una discoteca de Cádiz con un grupo de amigos, aportando un toque cachondo y subversivo a la monotonía de una ciudad provinciana; aquella ocasión en que nos cedió una obra suya para que la representáramos en la semana cultural de la Facultad de Filosofía y Letras -lo que me permitió ser el primer actor que puso en escena, junto a Desirée Ortega, el tercer acto de La trilogía: sperpento gaditano de las vidas standars, presentada en forma de libro apenas dos días antes de su muerte-; cuando organizó una semana cultural alternativa a otra que se ofrecía desde los poderes políticos gaditanos, reuniéndonos en el bar de Antonio Reguera en Bahía Blanca; leyendo algunos cuentos, de madrugada, cuando unos cuantos terminamos en su casa después de asistir a una entrega de premios a la creación joven de la Diputación... Son recuerdos ligados a los años ochenta, cuando parecía que era posible que Cádiz fuera otra cosa. Y al final lo fue, está claro, aunque el cuento no terminara del todo como queríamos muchos. Después de eso yo me fui de Cádiz y los recuerdos de Eloy son de los momentos en que me lo encontraba paseando -Eloy era un caminante, una especie de flaneur al estilo Baudelaire, pero mucho más castizo- durante alguna visita y hablábamos de cómo estaba Cádiz, de su próximo viaje a Alemania o de cómo se había decidido -por fin-, a ir al odontólogo, mientras filosofábamos un rato. Era ese Eloy de los años finales de siglo que, sin dejarse reducir por la laxitud circundante, seguía buscando, aunque un poco más desde dentro.
Me acordaré de él siempre como ejemplo de curiosidad vital, de capacidad para el diálogo, como modelo de persona que sin boatos ni ceremonias hacía cambiar el mundo cada minuto. Brindo por Eloy y me apunto, desde este momento, a la lista de quienes piensan que debería rendirsele un homenaje en Cádiz. Las ciudades pequeñas como ella, necesitarán siempre a personas grandes como él.
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26 de septiembre de 2007
Curro digno
Este es el último de los comentarios que se me quedaron guardados desde antes del verano. El caso es que desde hace meses aparecen pintadas firmadas por la UJCE en Salamanca con textos como "Trabajo digno", "Vivienda digna" y cosas por el estilo. No estoy en contra de las propuestas, pero sí me extraña que las haga un grupo comunista. Las organizaciones de izquierda se olvidan de exigir que los medios de producción estén en manos de los trabajadores para empezar a solicitar que haya condiciones dignas de empleo, vivienda, salud... que igual podría firmar el Partido Popular sin ruborizarse. Es el signo de los tiempos, que deja de lado las revoluciones para tratar de que el sistema sea más justo, tratando de pulir sus defectos. No me quejo, pero espero que dentro de diez años las organizaciones radicales de izquierda no empiecen a pedir "IPODS para todos". No podría soportar ese nivel de pijerío, la verdad.
25 de septiembre de 2007
Capricho andaluz
Malditos cachondos
Supongo que el autor ya se habrá encargado de darle la correspondiente publicidad, pero no puedo dejar de anotar la intervención artística que alguien hizo con ocasión del derribo del Gran Hotel de Salamanca (¿fue en abril? ¿en mayo?) para sustituirlo por viviendas de lujo (que a la hora de escribir estas líneas se encuentran afectadas por la "Operación Malaya", dado que el dueño del edificio es el principal implicado). El caso es que una noche, cuando el edificio estaba a medio derruir, un artista conceptual desconocido colocó este cartel delante de la obra, sin más, y se marchó a su casa. La cosa no duró mucho, pero los pocos que pasamos por allí antes de que los encargados de la obra quitaran el cartelito por la mañana, nos echamos unas risas por el contraste entre la intervención artística frente al derribo de un edificio emblemático por mano de los intereses especuladores.
16 de abril de 2007
Macarty ha muerto
Fotografía publicada en el Diario de Cádiz.
7 de abril de 2007
Semana Santa

24 de marzo de 2007
Yo tenía que decir algo
Yo tenía que decir algo,
murmurar por lo bajo
tratarla mal
convertirla en culpable.
Yo debía comportarme
como se espera en estos casos,
amasando los celos con las manos
y callando.
Sólo era necesario
mirar un poco de soslayo
hacer un gesto extraño
para engendrar la duda.
Sólo la besé.
Aún hoy seguimos amándonos.
murmurar por lo bajo
tratarla mal
convertirla en culpable.
Yo debía comportarme
como se espera en estos casos,
amasando los celos con las manos
y callando.
Sólo era necesario
mirar un poco de soslayo
hacer un gesto extraño
para engendrar la duda.
Sólo la besé.
Aún hoy seguimos amándonos.
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